La violencia latente en el país por el uso de territorios para el comercio de drogas ha dejado miles de muertos, desaparecidos, corrupción, desplazamientos, tristeza y desolación. Incluso ya hablar de mariguana es anacrónico.
Leer nota completa
https://www.excelsior.com.mx/opinion/ricardo-peralta-saucedo/2018/03/05/1224262